Declaradas por la Unesco patrimonio de la humanidad en 1998 como parte del Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica.
Están situadas en un abrigo rocoso de la margen derecha del río Ésera, en pleno Congosto de Olvena. En la actualidad no tienen un acceso seguro habilitado. Estos vestigios fueron descubiertos por montañeros que practicaban escalada en las proximidades y comunicaron el hallazgo en 1986.
Realizadas en el Neolítico, entre los años 5000 y 4000 a C., el conjunto pertenece al arte esquemático y destaca la escena con carros, tema minoritario en esta secuencia temporal de las pinturas rupestres, sino también por su contenido narrativo que convierte la escena en única.
La riqueza geológica alrededor de La Puebla de Castro queda mostrada en diversas oquedades, siendo el Forau de Caballera, por sus formaciones, una de las más interesantes.